TÉCNICAMENTE, LAS TORRES TIENEN CUATRO CARACTERÍSTICAS:
PERO YA SABES: las cosas no son siempre tan claras y, como verás en tus tarjetas de colección, hay excepciones. Una es la Torre Blanca que da nombre a la Torre de Londres: tiene 27.5 m de altura y una base de 36 por 32 m, así que es menos alta que su base, aunque quizá la salven las torrecillas en sus esquinas, que no se cuentan en su altura.
Y hay edificios habitados que tienen “torre” en su nombre, como la Torre Latinoamericana, un edificio de oficinas en la Ciudad de México, o la Torre Central Park y la Torre Steinway de Nueva York, de 472 y 435 m de altura respectivamente, que son rascacielos de departamentos. Pero dejemos de lado las excepciones y vamos a concentrarnos en otra cosa.
¿PARA QUÉ SIRVEN?
No las construimos así sólo para decir sino que su altura sirve para algo específico, por ejemplo, (transmisión de señales de radio, televisión y otras); (como los campanarios); como la hora en las que tienen relojes en lo alto; (como las torres de los castillos y los fuertes); (como las torres en las prisiones); facilitar la comunicación o visibilidad, como las torres de control en los aeropuertos; entre otros.
