Donde antes se entonaba el ahora se rinde culto a la belleza y al lujo refinado.en Milán estuviera oculto y abandonado. Después de muchas vidas pasadas desde el s. XVI, como monasterio arzobispal, hospicio militar, prisión... renace como miembro de honor de Portrait, dentro de la exclusiva colección de hoteles Lungarno, de la familia Ferragamo. Un importante trabajo de restauración histórica de siete años, del arquitecto Michele De Lucchi y su estudio AMDL Circle, basado en la recuperación de la esencia histórica y en el compromiso de contemporaneidad. Como ejemplo, el antiguo claustro -ahora convertido en la Quadrilatero, acoge entre sus magníficas columnas, algunas de las tiendas y restaurantes más tentadores de la ciudad, como Antonia, la de moda del momento; SO-LE Studio, una joyería creada por Maria Sole Ferragamo a partir de materiales de desecho reciclados o el cosmopolita Beefbar, diseño de Humbert & Poyet. Y, finalmente, llegamos al propio hotel, de 73 habitaciones y marcadas por una elegancia atemporal que sublima el conjunto. Aquí, el interiorista Michel Bönan recupera la tradición señorial de las antiguas mansiones milanesas de los 50 con un de modernidad. Esa vibrante paleta cromática de los característicos rojos y verdes de la época, a los que añade calma en tonos terrosos, y un mobiliario a medida que sustenta el ADN de una época tan interesante en el diseño italiano. Abundan detalles inspirados en la artesanía toscana, como tiradores de cuero, manufacturas en latón y paneles correderos de mimbre, un tributo a las raíces de la familia Ferragamo y todo personalizado con fotografías, obras gráficas, cuadros y libros de diseño y moda. El ambiente resultante es íntimo y envolvente como el de una residencia privada, un oasis de paz y silencio que proporciona el contrapeso perfecto a la estimulante vitalidad de la .
