En internet, una de las maldiciones más difundidas en las páginas de “prensa rosa” es la que se refiere a la “maldición de las misses”. Coronadas como reinas de la belleza son tantos los episodios luctuosos en sus biografías (accidentes, suicidios, asesinatos…), que parece como si en sus vidas, predestinadas a deslumbrar por encima del resto de los mortales, tuviera que imponerse de manera dramática el pago de una “deuda kármica” por haber nacido tan afortunadas. ¿Existe una maldición que persigue con su guadaña a las ganadoras de los certámenes de belleza?
MORIR JOVEN… Y DEJAR UN CADÁVER BONITO
Sophie Gradon (1985-2018), Miss Reino Unido 2009, apareció ahorcada el 20 de junio de 2018 en la casa de sus padres, en la localidad de Medburn (Northumberland, Inglaterra), después de haber ingerido grandes cantidades de cocaína y alcohol. Dos años antes, había participado en el reality show Love Island (versión británica de la Isla de las Tentaciones). Veinte días después se suicidaría su pareja sentimental, Aaron Armstrong (no confundir con el atleta del mismo nombre) con 25 años, quien horas antes había dejado escrito a través de las redes sociales: “Ojalá pudiera abrazarte todo el día. Te xtraño muchísimo. No pasa un minuto sin que tu bella sonrisa se proyecte en mi mente. Cada día que pasamos juntos fue tan increíble que necesito volver a vivirlo…”.
Parece ser que Sophie Gradon, cuya confesión de su condición de bisexual no había sido bien recibida entre la audiencia del reality televisivo, no había podido