LA MÍTICA CIUDAD DE TROYA SE DESDIBUJABA EN EL HORI- ZONTE DEVORADA POR LAS LLAMAS DESPUÉS DE SUFRIR EL ASALTO DE LOS GRIEGOS. Entre los supervivientes, un héroe de guerra: Eneas, hijo del príncipe pastor Anquises y la diosa Afrodita. Es la Eneida, de Virgilio (70-19 a.C.) –texto encargado por el emperador Octavio Augusto (63 a.C-14 d.C.) como “secuela” de la Ilíada, de Homero (siglo VIII a.C.)– la que nos relata cómo Eneas arribó, después de un largo periplo, a las costas italianas. Antes, Eneas habría hecho escala en Cartago, donde habría seducido a la reina Dido, quien habría terminado suicidándose después de ser abandonada cuando este decidió continuar su viaje –siguiendo las indicaciones del dios Júpiter–. Desde el mismo Averno, el fantasma de la reina Dido clamó una venganza contra Eneas que, siglos más tarde, se materializaría a través de las guerras púnicas que enfrentaron a Roma y Cartago.
LOS HIJOS DE LA LOBA
Una vez en suelo italiano, Eneas fundó una ciudad que fue conocida como Lavinum. Mientras que más tarde, su hijo erigió en los Montes Albanos la mítica ciudad de Alba Longa (ver cuadro), capital que sirvió de residencia a los descendientes de Eneas. De este linaje dinástico surgieron y . Numitor terminó siendo destronado por Amulio, quien, para evitar que continuara el linaje de su hermano y que algún día pudiera reclamarle su corona, decidió enclaustrar a la hija de este, su sobrina , como sacerdotisa virgen, consagrada a la diosa , lo que la obligaba a mantener el celibato. Pero Amulio no tuvo en cuenta la injerencia de los dioses: y fue el dios el que, cautivado por la belleza de Rea Silva, se le apareció en sueños fecundándola para que tuviera dos gemelos: (771-717 a.C.) y (771-753 a.C.).