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Antes de hacer reir a las personas, Isaac Salame se sentía frustrado, pues aunque ya era comediante, no ejercía su profesión y libraba una batalla interna. Añoraba dedicar su tiempo a su pasión, pero su familia no estaba de acuerdo; en casa le habían enseñado que el dinero se hace con los negocios, y eso lo hizo estar atado a trabajar en algo que lo hacía infeliz: vender fierros.
Más allá de todo el escándalo que generó la secta de Keith Raniere, a la que él perteneció sinSalame confesó a que gradas a lo que aprendió en sus programas ESP (, o Programas de Éxito Ejecutivo, como se les conoce en español) fue que cambió el rumbo de su vida y se abrió paso en la comedia: “A mí me sirvió muchísimo ese programa, yo cambié mi vida, me dedicaba a vender fierros, y gracias a ese curso hice un plan, tanto emocional como mental”, dijo.