Cuando Cate inició su carrera cinematográfica, en los 90, pensaba que lo que estaba viviendo era cuestión de suerte. Y es que luego de graduarse en teatro, en su natal Australia, obtuvo papeles importantes en producciones y series de televisión, y sólo le tomaría algunos años más para que Hollywood comenzara a hablar de ella. Cómo no hacerlo, su interpretación magistral en Elizabeth (1998) fue el gran debut que el cine estaba esperando –sin perder de vista sus primeras apariciones en Paradise Road y Oscar and Lucinda–. Esto no sólo le mereció el respeto de directores, críticos y del público, sino que, además, se hizo de un Globo de Oro y de un BAFTA como Mejor actriz; asimismo, obtuvo su primera nominación al premio de la Academia.
En 1999 declaraba sentirse “afortunada por haber estado en los lugares correctos en los momentos correctos”, y eso la había llevado a ganar un papel tras otro. Lo que ella llamó suerte