Cuando Mary Anning (1799-1847) tenía apenas 12 años de edad descubrió el esqueleto fosilizado de un ictiosaurio de 5.2 m de largo. Le tomó meses excavar sin dañarlo -como le enseñó su papá-, pero nadie sabía qué era.
Algunos creían que quizás era un cocodrilo. Otros, un monstruo. Tras años de debate finalmente fue llamado ictiosaurio, que significa “pez lagartija”, aunque no era ni pez ni lagartija, sino un reptil marino que vivió hace entre 201 a 194 millones de años (Ma). Después, en 1823, cuando Mary tenía 24 años, descubrió el primer esqueleto completo de un Plesiosaurio, cuyo nombre significa “casi reptil”. El fósil era tan extraño que algunos pensaron que era una falsificación.
(como el primero Y la Sociedad Geológica de Londres no la admitió por ser mujer.