ndudablemente, los pavimentos tienen la capacidad de transformar la personalidad de un hogar. Muchos recurren a los de madera, como el parqué –macizos o multicapa– y los laminados, por la calidez que desprenden. No obstante, en las siguientes páginas, queremos detenernos en las otras múltiples variantes existentes. Sin ir más, que no cesan de mantener su protagonismo a pesar de los años. ¿El motivo? Son altamente resistentes a golpes y arañazos, fáciles de limpiar y mantener, funcionan como un buen aislante frente a las temperaturas bruscas y, dada su baja porosidad –no absorben apenas agua–, son un estupendo aliado para baños y cocinas, pese a que pueden instalarse sin problemas en otras estancias. Además de estar disponibles en grandes formatos que evitan el número de juntas, tienen la capacidad de reproducir otros acabados como la madera, la piedra o el mármol. Gracias a estas características técnicas han ganado la batalla a los suelos cerámicos –es decir, de gres– o a las clásicas y frágiles baldosas de cara vidriada.
