Estar al borde, a punto de, casi. Con la aterradora sensación de hacer algo irreversible.
Usted ha pensado que quiere divorciarse alimentada por el enojo, el dolor, la frustración.
Usted puede divorciarse, ¿pero quiere hacerlo?
No está decidida. En rigor, no sabe que el divorcio es una experiencia dolorosa, devastadora y no necesariamente significa la liberación.
Aquello que hemos construido en la convivencia -aunque en un primer momento nos parezca que no existe- se desgarra, se desgaja de nosotras y queda una sensación de “hueco frío en el costado”, y no es una metáfora, la sensación es física.
Frente al terrible dilema
Evaluar la posibilidad de un divorcio, no es una decisión de una noche de insomnio, debe ser el resultado de un exhaustivo análisis lógico.
■ Si usted se halla dubitativa con respecto al futuro de su matrimonio, confeccione una lista con los pros y los contras de continuar junto a él, tómese su tiempo u estúdiela detalladamente, recién después haga sus valijas o las de él.
Esta decisión va mucho más allá de las tensiones producidas circunstancialmente por un día de alto voltaje emocional.
■ Debe responder a un proceso de evaluación para determinar si está pasando por una crisis vital, que no son raras enhasta agotar el tema, qué es mejor para los niños y cuestiónese si sus expectativas de volver a las fantasías que usted tenía de soltera, a los veinte años, o toma en cuenta su situación actual, los hijos que ya tiene y es plenamente consciente de que los años han pasado para usted, aunque aún se sienta joven.