N 2012, LA ARTISTA YAYOI KUSAMA ESCOGIÓ uno de los legendarios baúles de Louis Vuitton y lo pintó con una cascada de lunares, un elemento símbolo de infinito para esta creadora que lleva más de 50 años expresando en sus vuelve a unir, diez años más tarde, su y valor de la artesanía con la estética colorista de la japonesa en una nueva colección formada por cuatro líneas conceptuales: , elaborada a partir de una compleja técnica de serigrafía e impresión en relieve que recrea los lunares de aquella primera colaboración, conservando intactos su peso y textura; , inspirada en los orbes espejados que la artista expuso de manera extraoficial en la Bienal de Venecia de 1966 y que ahora se incrustan en artículos de piel negra y plateada; , su serie más conocida desde que la artista alcanzó la fama en el Nueva York de los años 60 y por la que fue bautizada como Princesa de los lunares; y un reflejo de la obsesión de Kusama por las flores, que utiliza una pintura realizada por la propia artista en 1933, intrincada a modo de sobre un traje de lana, o en el bolso de la colección masculina de la .
