Sergio Massa llegó al Ministerio de Economía con la imagen de un superministro que ponía orden a una coalición de gobierno que se estaba resquebrajando mientras se disparaban la brecha cambiaría y la inflación. Cien días después no queda duda de que es un pragmático dispuesto a casi todo para no devaluar, pero “capa” no tiene.
Tras un octubre relativamente benigno, maniatado por las regulaciones y cepos, en noviembre la demanda de divisas se va desatando, llevándose parte de los US$ 5.000 millones de reservas que el BCRA acumuló con el dólar