@Rafaikkonen
1 THE LEGEND OF ZELDA: TEARS OF THE KINGDOM
Una secuela para dejar volar cualquier expectativa antes de llorar de alegría
■ SWITCH ■ NINTENDO ■ AVENTURA ■ 12 DE MAYO
Nintendo lleva varios años siendo la fabricante de hardware más en forma en cuanto a calidad y cantidad de lanzamientos exclusivos. Basta con fijarse en el catálogo de juegos propios que Switch ha tenido en este 2022 que ya se acaba. Evidentemente, ayuda el grado de madurez en el que se encuentra la consola híbrida, lanzada hace ya casi seis años, si bien el final de su vida útil parece aún muy lejano, teniendo en cuenta que la compañía de Kioto no compite en la misma carrera tecnológica que Microsoft y Sony.
Esa plenitud promete prolongarse al año entrante. De momento, la Gran N no ha perfilado el calendario de la segunda mitad del año (¿veremos al fin Metroid Prime 4 o un nuevo Mario?), pues cada vez es más cuidadosa con las fechas de estreno de sus producciones, pero el primer semestre ya le va a valer para seguir copando las listas de ventas. No en vano, se van a estrenar juegos tan prometedores como Fire Emblem Engage o Kirby's Return to Dream Land Deluxe. Sin embargo, la gran estrella del firmamento nintendero será The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, la secuela de Breath of the Wild.
La saga protagonizada por Link ha sido siempre muy singular, tanto por su propia filosofía de juego como por el trato comercial que Nintendo le otorga. No es la típica licencia que reciba una entrega nueva cada año o cada par de años, y menos ahora que la compañía ha unificado el ámbito portátil y el de sobremesa. Eso sí, es cierto que este impás de seis años ha estado amenizado por sendas puestas al día de Link's Awakening y Skyward Sword, en forma de remake y remasterización, respectivamente, a lo que cabría añadir el spin-off Hyrule Warriors: La era del cataclismo, que, pese a ser un musou desarrollado externamente por Omega Force, no dejaba de ser una precuela de Breath of the Wild en términos tanto argumentales como audiovisuales.
En cierto modo, Tears of the Kingdom será una pequeña rareza, pues no ha sido habitual que dos entregas principales de Zelda mantuvieran un estilo visual idéntico dentro de una misma consola, especialmente de las de sobremesa, cuyas posibilidades técnicas han sido siempre muy superiores a las de las portátiles, con todas las potenciales variantes estéticas que eso implica. En el caso de Nintendo 64, Majora's Mask reutilizó el motor de Ocarina of Time… pero no es algo que sucediera ni con las dos entregas de NES, ni con las dos de GameCube ni con las dos de Wii. Y, a eso, hay que añadir el evidente factor de que cada nueva entrega de la saga está apoyada en unas mecánicas jugables que la hacen única, como fue el caso del propio Majora's Mask, que, realmente, a la hora de jugar, era muy diferente a su hermano mayor.
El reino de Nintendo no es de este mundo
Cuando se lance Tears of the Kingdom, habrán pasado seis años desde el estreno de Breath of the Wild, lo cual da cuenta del empeño que ha puesto en él el equipo dirigido por Eiji Aonuma, quien sigue al pie del cañón. Y, curiosamente, a menos de cinco meses de que llegue ese día, aún es poquísimo lo que sabemos del juego. Tardamos una eternidad en saber cuál era la denominación oficial y, ahora, ni siquiera existe una sinopsis que permita hacerse una idea clara del argumento o de qué son esas "lágrimas del reino" a las que alude el título del juego. Lo único que parece claro es que Ganondorf resucitará de entre los muertos y Link y Zelda tendrán que volver a plantarle cara, lo cual, en la idiosincrasia de Hyrule, es prácticamente lo mismo que no decir nada.
LOS SEIS AñOS DE DESARROLLO DAN CUENTA DEL EMPEñO QUE HA PUESTO EL EQUIPO DE EIJI AONUMA EN ESTA SECUELA DE ZELDA: BREATH OF THE WILD
No obstante, sí se sabe que la aventura volverá a tener un enfoque de mundo abierto en su esencia más pura, de modo que podremos desplazarnos con absoluta libertad por sus colosales entornos. De hecho, esta vez, también formará parte de la ecuación el cielo de Hyrule, conformado por cientos de islas flotantes entre las que podremos viajar, ya sea con la paravela, con una especie de pájaros de piedra o con una suerte de mecanismo de teletransporte. La navegación aérea es algo que ya vimos en la Celéstea de Skyward Sword, pero, aquí, tendrá un enfoque distinto. Y tenemos curiosidad por ver la evolución de las propias tierras inferiores de Hyrule, que, aparentemente, lejos de estar recicladas del anterior juego, se verán azotadas por los perniciosos efectos de la malicia, lo cual hará que el volcán entre en erupción o que la región de los ornis sea engullida por un huracán. Queda por ver si se han incorporado mazmorras de la vieja escuela, quizá lo que más se echó en falta en 2017.
Nintendo se guarda muchos ases debajo de la manga, pero, aun así, los tráilers del juego dan ya algunas pistas sobre los nuevos recursos con los que contará Link, que tendrá una apariencia más melenuda para tan señalada ocasión. Para empezar, el simple logo del juego deja ver una serie de símbolos verdosos con forma de serpiente, similares a los del frasco que el protagonista portará en la cintura (podéis verlo en el arte de la carátula), que, presuponemos, podría contener esas misteriosas "lágrimas del reino" a las que remite el título del juego. Y no solo eso: la versión de la Espada Maestra que aparece en el logotipo también parece estar imbuida de esa especie de poder ancestral.
Quizá eso entronque con nuevos usos de la piedra sheikah, que ya tuvo una importancia capital en Breath of the Wild. Así, da la impresión de que el brazo de Link se convertirá en el receptáculo de algún tipo de magia, lo cual le permitirá ejecutar nuevas habilidades. La más llamativa es el uso de un guantelete de lobo que hará las veces de lanzallamas. En ese sentido, cabe preguntarse si las armas volverán a tener una duración limitada por un desgaste progresivo, algo que se hacía un tanto engorroso. Aparte, se ha visto una especie de rebobinado para activar un ascensor o una habilidad para frenar proyectiles que nos tiren los enemigos y arrojarlos contra ellos. En relación con eso, suponemos que se volverá a sacar un gran partido al sistema de físicas de la aventura de 2017. No vemos la hora de volver a juguetear con las bombas y su dirección en función de las pendientes y las ondulaciones del terreno…
Por ahora, hay más incógnitas que certezas sobre lo que cabe esperar de Tears of the Kingdom, pero no tenemos ni la más mínima duda de que será uno de los aspirantes a mejor juego del año. Por lo pronto, el hecho de que retome el estilo visual de la anterior entrega y lo use para presidir un nuevo planteamiento jugable y una historia más oscura recuerda, inequívocamente, a lo que Majora's Mask fue a Ocarina of Time. Igual que entonces, la lógica dicta que es casi imposible superar la altura a la que quedó el listón hace seis años, pero eso no amilana a una Nintendo que seguirá dándole a Switch sus pociones de Koume y Kotake para tratar de convertirla en la consola más vendida de la historia, aunque le cueste sangre, sudor y, sobre todo, lágrimas.
NINTENDO SEGUIRÁ DÁNDOLE A SWITCH SUS POCIONES DE KOUME Y KOTAKE PARA TRATAR DE CONVERTIRLA EN LA CONSOLA MÁS VENDIDA DE LA HISTORIA
ESTA SECUELA SERÁ EXCLUSIVA DE PS5, CON LA QUE INSOMNIAC ESTÁ MUY FAMILIARIZADA
2 MARVEL’S SPIDER-MAN 2
Dos hombres araña contra dos duendes y un simbionte
■ PS5 ■ INSOMNIAC GAMES (SONY) ■ AVENTURA ■ OTOÑO
pero, en los últimos años, la ambición y los valores de producción de los sucesivos proyectos se han disparado. Así lo atestiguan juegazos como editados por compañías tan dispares como Sony, Square Enix y 2K. Esa inercia positiva va a seguir en el futuro próximo, como denota el hecho de que haya en producción un juego de Iron Man de Electronic Arts, otro de Capitán América y Pantera Negra de Skydance New Media o uno de Lobezno de la citada Sony. Sin embargo, antes que ninguno de ellos, lanzará su las dos aventuras que Insomniac Games estrenó en 2018 y 2020, respectivamente.
