n 1853, la esposa de Napoleón III, Eugenia de Montijo, le concedió a Pierre-François-Pascal Guerlain el máximo signo de reconocimiento, nombrándole “Perfumista oficial de su Majestad” gracias a con rosa, flor de francesa le había dedicado. El frasco de abejas que albergaba la fragancia fue una auténtica proeza técnica diseñada por el maestro vidriero Pochet du Courval. Era semimanufacturado, una novedad para la época y un tributo al Imperio que había escogido la abeja como símbolo. Estaba inspirado en la cúpula de la columna Vendôme construida para la gloria del Gran Ejército de Napoleón I. Asimismo, la abeja se ha convertido en un símbolo de la y Guerlain todavía comercializa este frasco con abejas blancas o finamente bañadas en oro.
