El pueblo originario de Xoco se encuentra asfixiado entre paraísos inmobiliarios, como Mitikah, que llegó para erigirse en el sur de la Ciudad de México, cambiando el paisaje urbano, debilitando y desgastando a la comunidad al grado de racionar los recursos hidráulicos, sin que las autoridades resuelvan de fondo las demandas ciudadanas.
Mientras la torre residencial de Mitikah cuenta con un atractivo club de playa en las alturas, además de elegantes jacuzzis y spas, los vecinos del pueblo de Xoco tendrán que acostumbrarse a una nueva vida muy lejos de la experiencia que el desarrollo inmobiliario ofrece a sus clientes.
“A nosotros ya nos limitan el agua. Antes, nuestros abuelos tenían a tres metros pozos en sus casas. En los años cincuenta, más o menos, nos entuban Churubusco, ya no utilizamos pozos