CORRÍA EL AÑO 63 A.C. CUANDO AL GENERAL CNEO POMPEYO EL GRANDE (106 A.C.-48 A.C.), EM-BARCADO EN UNA GUERRA PARA CONQUISTAR SIRIA, SE LE PIDIÓ QUE ARBITRARA LA DISPUTA SO-BRE LA HERENCIA AL TRONO DEL REINO ASMONEO ENTRE HIRCANO II Y ARISTÓBULO II. El romano fue consciente de que había judíos contrarios a Roma y otros que la tenían en gran estima, por lo que decidió tomar partido por estos últimos. Acabó conquistando Jerusalén, pasando por las armas a unas 12.000 personas y dejando la administración del reino a Antípatro o Antipas, el Idumeo.
CUANDO JULIO CÉSAR LLEGÓ AL PODER CONCEDIÓ UNA SERIE DE PRIVILEGIOS A LOS JUDÍOS, ENTRE ELLOS EL LIBRE EJERCICIO DE SU RELIGIÓN, LA EXENCIÓN DEL SERVICIO MILITAR Y LA EXONERACIÓN DEL PAGO DE IMPUESTOS DURANTE EL AÑO SABÁTICO.
Cuando Julio César llegó al poder concedió una serie de privilegios a los judíos, entre ellos el libre ejercicio de su religión, la exención del servicio militar y la exoneración del pago de impuestos durante el año sabático. Fue durante esa época cuando se permitió a Antípatro fortificar Jerusalén y confiar a sus hijos mayores –Fasael y Herodes– puestos militares en Judea y Galilea, respectivamente.
En el año 40 a.C., ya fallecido Antípatro, los partos, ayudados por una revuelta, tomaron Jerusalén, mataron a Fasael y obligaron a Herodes (74 a.C.-4 a.C.) a huir a