omo en una carambola, la historia de esta vivienda es traviesa y se repite a la inversa. De antiguo taller-almacén del XIX que incluía una pequeña casa -en estado casi ruinoso-, a una amplia residencia llena de vida que incorpora taller (dos en concreto) en el XXI. En ella habitan y trabajan el pintor Manolo Ballesteros y la interiorista Catalina Alós que intervino enitaliano, en el que unas estancias se abren a otras mostrando su valor interior, con espacios polivalentes que se ajustan como mejor convenga a la ocasión. "Es una casa viva y en movimiento que cambia según las necesidades", dice Alós. En los acabados, la diseñadora es fiel a la línea conservacionista que defiende: mantuvo el suelo de toba original con los arreglos necesarios en las partes más deterioradas, al igual que la pintura de las paredes a la cal en las que respetó sus imperfecciones originales. Todas las ventanas y cerramientos que pudieron recuperarse fueron instalados en su lugar original o cubriendo otros huecos en los que su presencia era bienvenida. Para su conservación, Catalina Alós aplicó una técnica a base de pigmentos y aceites que recuperó de manuales antiguos. El antiguo techo de la casa era de ladrillos y vigas de hormigón vistas y se tapó por debajo con travesaños de madera y tablones, pintadas con cal. "Quería que la casa tuviera un aire de masía", dice. Ahora el blanco de los parámetros multiplicar la luz. Estos colores a la cal, con pigmentos naturales, "proporcionan mucha luz, bonita, aterciopelada y por su irradiación lumínica están pensados para no tener que abrir huecos adicionales, con lo que térmicamente se funciona mejor en invierno y verano", resume la interiorista. Tres puntos centran el mobiliaro; cuadros de su pareja Manolo Ballesteros; lámparas que ella diseña en su propio taller Chamusquina y piezas antiguas, encontradas en desembalajes, rastros y anticuarios, una de las aficiones de Catalina Alós y su interés por preservar lo antiguo. Sin embargo, no pudo reutilizar ningún mueble del taller "todo estaba podrido", a excepción de unos linos antiguos encontrados en un armario que ahora visten algunas piezas de la casa. La iluminación está muy pensada -estamos ante una experta- y con un criterio bastante original. Todas las lámparas se sitúan a la altura de los ojos y tienen pantallas de tela que filtran la luz. "Así, es mucho más agradable y crean unos interesantes juegos de luces y sombras. No hay mucha luminosidad porque no hace falta, y más en un entorno hogareño", asegura. Buen consejo deco.
Todo queda en casa
Dec 01, 2022
2 minutos
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