La historia del descubrimiento de las psicofonías es de sobra conocida: eran las cuatro de la tarde de un 12 de junio de 1959, cuando el sueco Friedrich Jürgenson (1903-1987), polifacético personaje aficionado a la ornitología, intentaba registrar el canto del pájaro pinzón con una grabadora de cinta abierta en un bosque a las afueras de Mölnbo, pueblo cercano a Estocolmo (Suecia). Rebobinando la grabación, creyó escuchar la angustiosa voz de su madre, fallecida cuatro años atrás: “Friedel, mi pequeño Friedel, ¿puedes oírme?”.
Sin embargo, Jürgenson no fue el primero en abrir esa puerta con el “Más Allá”. Para conocer esta historia debemos retroceder hasta principios del siglo XX…
1. ¿QUIÉN GRABÓ LAS PRIMERAS PSICOFONÍAS?
En la “prehistoria” del fenómeno psicofónico se ubican las grabaciones obtenidas, a principios del siglo XX, por el antropólogo ruso de origen judío (1865-1936). Integrando la expedición ruso-americana Jesup del Pacífico Norte, en la que un grupo de antropólogos investigaría las relaciones entre las tribus de ambos lados del estrecho de Bering, Bogoras desembarcó en la península más oriental de Siberia en 1901. Allí entraría en contacto con el pueblo Chuckchee, cuyos miembros le permitirían participar en algunas de sus veladas ceremonia- les celebradas durante la noche. Entre los salmos y los ritmos de tambor de los chamanes invocando a los espíritus, los cilindros del viejo fonógrafo del antropólogo registraron unas enigmáticas voces. Así lo narra en su cuaderno de viaje: “La sesión, por supuesto, tuvo que ser llevada a cabo en completa oscuridad, por lo que dispuse mi máquina para poder