Estrella de Hollywood y princesa de Mónaco son las dos líneas fronterizas de vida que suelen utilizarse para definir de manera rápida el periplo vital y profesional de Grace Patricia Kelly, la mujer que desde su 1,69 metros de estatura conquistó primero la fama desde la pantalla grande, pasando a la historia del cine como la musa por excelencia del maestro del suspense Alfred Hitchcock, y posteriormente se convirtió en una de las figuras más destacadas de la aristocracia europea tras contraer matrimonio con el príncipe Rainiero III de Mónaco.
En ambas versiones, un porte elegante acompañó siempre, y de paso fue su mejor arma, a esta descendiente de irlandeses católicos que había nacido en Filadelfia, Pensilvania, el 12 de noviembre de 1929, y falleció contando tan solo 52 años en un accidente de automóvil cuando conducía por un camino de acantilados que según se afirma era el mismo en el que había rodado en 1954 la secuencia del pícnic con Cary Grant en una de las películas más destacadas de su carrera en Hollywood, Atrapa a un ladrón (1955), dirigida por Hitchcock.
En su carrera como actriz solo tuvo tiempo de rodar once largometrajes para el cine y varios trabajos para la televisión antes de tomar la decisión de retirarse definitivamente del cine para casarse con Rainiero en 1956 y pasar a desempeñar sus nuevas funciones como princesa, lo que fue un cambio radical en su vida que según algunos de sus biógrafos sembró en ella la perpetua duda de cómo podría haber sido su futuro si hubiera proseguido su carrera ante las cámaras, desarrollando la trayectoria profesional y el talento que le había permitido ya, a pesar de tan breve cosecha de títulos, recibir una nominación al Oscar en la categoría de mejor actriz de reparto por su trabajo en (1953), a las órdenes de John Ford y midiéndose en igualdad de condiciones, a pesar de su juventud, con dos pesos pesados veteranos de Hollywood, como eran ya en aquel momento el mítico rey del lugar, Clark Gable, y una de las más bellas y seductoras estrellas femeninas de la historia del (1954), brillando junto a dos de los astros masculinos más destacados del momento, William Holden y Bing Crosby.
