Los tres primeros meses del perro son fundamentales para sentar las bases de un correcto desarrollo cognitivo, emocional y social. Por ello, unos sencillos juegos con el cachorro ayudan a desarrollar su concentración, olfato, oído e inteligencia, además de fomentar la interacción con sus dueños y sus capacidades sociales.
Los principales educadores consideran que el momento de juego con los cachorros “sirve para educarlos y enseñarles ciertas pautas de obediencia básica”, como acudir a la llamada y aprender a caminar de manera adecuada por la calle al lado de su dueño durante el paseo.