odo comenzó en el 233 de Elizabeth Street, en Nolita, Nueva York, cuando Fabrice Penot y Eddie Roschi, antiguos ejecutivos de L'Oréal, abrieron la primera tienda de Le Labo el año 2006, con el anhelo de crear fragancias sin género, personalizadas, que evocaran lugares y experiencias. Todo con un ritmo lento, donde prevaleciera lo artesanal. Una idea resonaba con fuerza: generar una revolución olfativa en el mundo de la perfumería convencional. “Debemos dejar de lado nuestras herramientas modernas y tomarnos el tiempo de oler las rosas en el camino”, expresan en su manifiesto. A juicio de Vanity Fair España, la marca es “el epítome de
LE LABO: LAARTESANÍA DEL AROMA
Oct 27, 2022
4 minutos
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