Durante la Edad Media, gran parte del conocimiento antiguo relacionado con los remedios naturales fue concentrado en los conventos y monasterios. Las plantas que se cultivaban en sus huertos siempre poseían alguna recono cida propiedad curativa.
Una vez recogidas las hojas, raíces, bulbos o frutos de las plantas eran almacenadas en espacios destinados para tal efecto y luego transformadas en infusiones,