Los chicos que viven con perros aprenden habilidades sociales, aumentan su capacidad de empatía y desarrollan su sentido de la responsabilidad. Para que la experiencia de la convivencia entre niño y perro resulte positiva, hay que marcar a los pequeños ciertas pautas que les orienten sobre cómo relacionarse con el que puede ser su mejor amigo y compañero de juegos.
El dominio de la comunicación no verbal es clave para la convivencia entre niños y animales. El chico debe saber que el perro se comunica, sobre todo, a través de los gestos que hace con su cuerpo.