Cecilia Sánchez, directora de márketing y comunicación de Sephora España y Portugal, y Raquel González, fundadora de Pure Skincare, la empresa de distribución cosmética al frente de firmas como Medik8 o Perricone MD en territorio español, nos explican cómo han cambiado sus clientes en los últimos 35 años y cómo nos cuidamos ahora.
Es un concepto muy amplio y casi etéreo. La palabra es tan bonita y es tan bello aquello que evoca que nos hemos adueñado de ella los que pertenecemos al mundo de la cosmética, utilizándola como algo genérico, el maquillaje o los productos capilares. Para mí, la belleza, concebida dentro del mundo cosmético, es la capacidad de potenciar lo bello que trasluce de cada persona. En Sephora, la belleza es un patio de recreo donde todos tenemos el poder de experimentar y crear su propia definición. Yo entiendo la belleza como una herramienta de poder y confianza. Uno de los principales cambios ha sido entender el maquillaje como forma de expresión. Creo que las nuevas generaciones lo entienden como un reflejo de su personalidad y es algo muy bonito. También tenemos un consumidor que demanda productos que le hagan sentir bien y su preocupación va mucho más allá de su aspecto exterior, quiere cuidarse también por dentro, eligiendo productos con ingredientes naturales, y que también contribuyan a mejorar el mundo en el que vivimos. Para mí, la mayor característica de estos años es un avance científico que ha conseguido dar con fórmulas que pueden revertir el envejecimiento, proteger al organismo de la radiación o la contaminación, tratar de una forma amigable con la piel dolencias como el acné o revertir profundamente cuestiones como una psoriasis o una rosácea. Además, asociado a que el sector ha crecido y se ha desarrollado tan enormemente, vemos un consumo de RaquelGonzález belleza que dista mucho del que teníamos hace tres décadas. Nos hemos profesionalizado más, pero también lo ha hecho nuestro cliente. Hemos interceptado que ahora tienen un conocimiento de cosmética que antes era inexistente. Los clientes cada vez demandan más productos y, sobre todo, más específicos, para tratar cuestiones muy concretas. Por ejemplo, antes alguien se aplicaba un suero antiedad y con el concepto ya se quedaba tan tranquilo, ahora lo que le gusta saber es por qué tiene ese efecto: si trabaja con retinoides, si lo hace con péptidos… Nos enfrentamos a un consumidor que busca no solo mejorar su aspecto exterior sino también sentirse mejor por dentro, la tendencia que ahora llamamos . Por eso, los ingredientes naturales, y las composiciones respetuosas con la piel y el medioambiente están triunfando y son cada vez más demandados. Ha habido épocas en las que lo que más obsesionaba atendía a modas, pero creo que ahora mismo estamos en un momento maravilloso en este sentido, ya que lo que estamos buscando es mostrar nuestra mayor naturalidad, pero de forma perfeccionada. Con o sin maquillaje, la obsesión es estar guapos pero naturales. Sin duda, la eficacia y la seguridad. Es decir, que nos permita obtener resultados visibles y que sea un producto seguro que nos ayude a cuidarnos tanto por fuera como por dentro. A estos dos requisitos, yo añadiría la parte de las sensaciones y también los valores de la marca. Un mismo producto puede provocar sensaciones diferentes a las personas. Por ejemplo, un aroma o una textura que a ti te gusta puede no gustarle a otra persona. Y también hay que tener en cuenta los valores que te inspira la marca, que también pueden congeniar mejor con los tuyos y con tu estilo de vida. Sin duda, la inteligencia virtual con toda la inclusión del metaverso en el mundo de la belleza, la personalización y nuevos productos cosméticos que en lugar de ayudarnos a rejuvenecer, nos ayuden a llevar un estilo de vida más sano desde mucho antes, para conservarnos más jóvenes por dentro y por fuera. Y, por supuesto, en las tiendas de Sephora del futuro, me sigo imaginando un espacio donde el cliente más que nunca pueda experimentar con nuestros productos, con mucha más interacción con ese mundo virtual y con un servicio aún más personalizado. Me gustaría ver propuestas cosméticas ultraeficaces, capaces de producirse al 100 % con ingredientes cuya producción genere impacto positivo de cara a que la sostenibilidad del sector esté garantizada. Es uno de los principales retos que tenemos ahora, ya no solo hacer fórmulas eficaces, sino hacerlas 100 % sostenibles (que no es lo mismo que naturales, lo natural no siempre es eficaz si no se trata en laboratorio), y que su producción pueda favorecer al medioambiente y a todas las economías de forma equitativa.
