La contratación de Gerardo Martino como entrenador de la Selección Nacional de México no fue un error, sino una promesa incumplida debido a que el dibujo táctico y estilo de juego que ha desplegado sólo funcionó durante el inicio de su proceso y, pese a ello, el argentino se ha empecinado en mantenerlo.
La negatividad que históricamente ha acompañado al Tricolor durante los procesos mundialistas se ha exacerbado con Martino rumbo a Qatar 2022, como consecuencia de su “terquedad” por mantener una formación 4-3-3 que no se adapta a los futbolistas mexicanos, además de que no ha logrado desplegar un juego colectivo -por lo cual depende de las individualidades-, y los cambios que realiza en los partidos son sólo nominales y no sirven para ajustar su plan de juego.
En entrevista con Proceso, dos especialistas de la cadena TUDN diseccionan el trabajo de Gerardo Martino. El periodista Raúl Méndez, quien cubrió a la Selección mexicana entre 2008 y 2018 y ha estado en los Mundiales de Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018; y Marc Crasas, futbolista en retiro y ahora analista, consideran que en cuanto a táctica esos son los pecados de El Tata, pero aclaran que él no es el único responsable de la nueva crisis futbolística que atraviesa el equipo.
Errores
Ambos refieren que la primera equivocación que cometen aficionados, directivos del fútbol y quienes trabajan en los medios es que siempre consideran al director técnico nacional en tumo como “el salvador” o “el héroe” que guiará