El envío de remesas ya supera los 50 mil millones de dólares —monto que duplica al gasto público en México— y se ha convertido en un negocio para las empresas remesadoras que cobran comisiones por más de mil millones de dólares por la transferencia de esos fondos, según cálculos de la organización Fuerza Migrante. En este escenario, los principales bancos crediticios nacionales decidieron alejarse de esa actividad ante los riesgos y sanciones regulatorias que involucra la eventual presencia de dinero sucio proveniente de actividades como el narcotráfico y el tráfico de personas.
Además, detrás del incremento histórico de remesas que recibe México se encuentra el flujo migratorio latinoamericano hacia Estados Unidos provocado por las crisis económicas en los países de la región. El Banco Mundial reveló que en 2021 los flujos registrados de remesas a México incluyen fondos recibidos por migrantes en tránsito de Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití, Venezuela, Cuba y otros países.
El Banco de México dio a conocer que en junio pasado las remesas enviadas por migrantes acumularon más de 55 mil millones de dólares, con un incremento, sólo en el sexto mes de este año, de 5 mil 153 millones de dólares, lo que representó un crecimiento