CORE BUSINESS
Nuestro país ambiciona salir del marco de la hasta ahora funcional -aunque perversa- dependencia energética exterior. ¿Cómo? Acelerando la transición hacia las renovables y complementándola con ahorro y eficiencia
No nos bastamos por nosotros mismos. La evidencia es más cristalina que nunca y el riesgo, indisputable. Adolecemos de una dependencia energética exterior a la que la guerra de Ucrania ha delatado con desabrimiento, elevando a carácter de urgencia (incluso de emergencia en países como Alemania) la necesidad de corregirla. Para poder saciar nuestras carencias, las importaciones de energía primaria, básicamente de petróleo y gas, alcanzaron el 68% en 2020, según los últimos datos de Eurostat. Acabar con la subordinación energética o reducirla a la mínima expresión es solo uno de los desafíos que enfrenta España y el resto de Europa en un periodo determinante, además, para alcanzar los objetivos de descarbonización. Será un retador tête à tête junto a la imperiosa reducción del consumo energético y a la mejora de la eficiencia energética.
“El objetivo es una transición energética que, en lo máximo posible, sea diseñada y fabricada en España o, al menos, en la Unión Europea.
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