THE DIRTY DOZEN DOCE DEL PATÍBULO
Repaso a uno de los títulos míticos del cine de acción, dirigido por Robert Aldrich en 1967. Aviso: contiene spoilers.
Londres, 1944, un soldado condenado a muerte es ejecutado en la horca por un crimen ante la mirada crispada del mayor Reisman (Lee Marvin), planteando así la motivación central del protagonista para aceptar una misión casi suicida en la que busca alguna forma de redención (foto 1).
Ese absurdo desperdicio de vida del soldado frente a la horca (foto 2) lanza el epicentro argumental del largometraje, aunque el tema central esté más vinculado al ejercicio del buen liderato y los errores del mal liderato, siendo los oficiales los antagonistas que batir.
El propio Reisman es un oficial que habita en tierra de Yasujiro Ozu, pero también algunos planos de (1941), en los que Orson Welles nos sitúa desde un punto de vista desde las primeras filas a pie del escenario en el teatro y convierte al espectador en testigo o espectador, marcando la distancia de los personajes como si asistiéramos a una representación teatral. Eso en permite subrayar el aire de representación que hacen los oficiales frente a un Reisman cuya posición de soledad frente a sus superiores queda también subrayada por esa especie de frontera que le separa de ellos, aunque se trace una diagonal (las diagonales se multiplican en este tipo de composición del plano), vincule a Reisman con su amigo, el mayor Ambruster (George Kennedy), su único aliado en la reunión y en los planes para los doce del patíbulo durante toda la película (foto 3).
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