“Estamos todos obligados a sobrevivir y tener, como dice Nietzsche, fantasmas estéticos. La vida no sería posible si no fuera por ellos. Personalmente, pienso que los encontré en Mondrian, Picasso, Matisse y también –sobre todo– en Proust”, afirmaba Yves Saint Laurent. Primer que fue, en vida, objeto de una retrospectiva en un museo (el Metropolitan de Nueva York en 1983), para quien los museos, las exposiciones y los, cuyo primer desfile fue en enero de 1962, con una muestra simultánea en los principales museos de París: , donde los vestidos se exponen junto a las obras que les sirvieron de inspiración. Participan en la muestra el Museo Picasso (hasta el 15/4), el Museo de Arte Moderno y el Museo de Orsay (hasta el 15/5), el Centro Pompidou y el Louvre (hasta el 16/5) y, por supuesto,el Museo Yves Saint Laurent (hasta el 18/9),que ofrece la posibilidad de descubrir su método de trabajo gracias a los innumerables dibujos y a las telas blancas base de los modelos. En el Centro Pompidou la relación con el arte contemporáneo se vuelve más evidente, casi literal, y expresa como ninguno la idea de que el trabajo del fue “poner el arte en movimiento”. ¿El ejemplo más sorprendente? Los ocho vestidos de en jersey del otoño/invierno1965, inspirados en una tela de 1937 de Piet Mondrian. Saint Laurent los descubrió en una monografía que le regaló su madre, mientras que en Francia el pintor fue un desconocido hasta, al menos, 1969, cuando se expusieron sus obras en la Orangerie. “Poliakoff y Mondrian me enseñaron la pureza y el equilibrio”, afirmaba el Si la colección que desfiló en julio de 1966 fue un homenaje a Wesselmann y Lichtenstein, la primavera/verano 1971, que la prensa bautizó “Quarante”, remite también a la serie de 1964 de Martial Raysse, a sus colores acrílicos aerografiados, como evidencia de la yuxtaposición entre la reinterpretación de de Ingres por Raysse y la casaca de zorro verde esmeralda que compró Bianca Jagger. En el Museo de Arte Moderno, la sala de de Raoul Dufy brinda el marco para los vestidos en satin con chaqueta caban en colores contrastantes del otoño/invierno 1992. En el Louvre, en la galería de Apolo, entre las colecciones de mármoles, esmaltes, cameos y piedras duras, se lucen dos casacas bordadas en oro de la primavera/verano 1980 y 1990, y una chaqueta cubierta de cristales bordada que el mismo Saint Laurent describía como “el reflejo del cielo y del sol en el hielo”. El Museo de Orsay pone en escena la obsesión de Saint Laurent por Proust. “A los dieciocho años empecé a leer A menudo lo retomo, pero no lo termino. Si lo hiciera, algo se rompería en mí”. El juego de roles entre masculinidad y feminidad de regresa en la presentación de una serie de smokings, desde la primera aparición en la colección otoño/invierno 1966 hasta el 2021, flanqueados por trajes realizados por Marie-Hélène de Rothschild y Jane Birkin para el Bal Proust que ofrecieron los Rothschild en 1971 En cuanto al Museo Picasso, el magnífico retrato de Nusch Eluard de 1937 está acompañado por la Veste Hommage à Pablo Picasso del otoño/invierno 1979, transposición literal de la chaqueta de Elsa Schiaparelli la “imaginación desenfrenada” despertaba la admiración de Saint Laurent.
