enía que ser en el número 30 de la Avenue Montaigne. Si no era allí, no sería en ningún otro sitio”. Con tal claridad vio Christian Dior, fascinado por la elegancia del edificio, que aquel palacete parisino sería la sede de Casa Dior, que abriría sus puertas el 15 de diciembre de 1946. Su excelente ubicación en el corazón del Paris más elegante, sus proporciones sobrias y modestas y su fachada neoclásica, unidos a la genialidad del maestro que abrió allí su primera boutique, fueron razones decisivas para convertir el 30 de la Avenue Montaigne en una dirección icónica, emblema de la alta costura y la excelencia francesas. Una dirección llena de historia y de historias, que se convertiría en peregrinaje de las mujeres más elegantes del mundo entero durante generaciones. Sus desfiles, presentados en sus majestuosos salones, y su emblemática escalera, desde la que celebridades del cine y las artes contemplaban las creaciones del maestro, hacían que este
La magia del tiempo
Jun 02, 2022
6 minutos
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