Yo opino
a quedado para siempre el lema de que los hombres duros no bailan, en paralelo a aquello otro de que los ricos también lloran. Y quien dice los ricos dice, naturalmente, los, donde hemos visto llorar a, en la única foto importante que no teníamos de su purgatorio. Acaso Urdangarin ha llorado mucho, pero en privado, por eso la estampa es un insólito naipe biográfico, y una gran noticia de vuelo. El llanto, entre famosos, lo hizo casi costumbre, que se consagró campeón del sollozo, en Operación Triunfo, un poco academia de lágrimas, entre estribillo y estribillo, gracias a su colaboración. Algún duro con alma de púgil, como, ha dejado alguna lágrima, rubricando confesiones sobre los hijos, y también se vino abajo tras una visita a los Juzgados. También aquí se dio la primicia. No sé si una sentida lágrima dice más que mil palabras. Pero igual sí.
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