El papel de las mujeres en la historia de la humanidad se ha visto siempre relegado a un segundo plano. Durante siglos, se ha visto limitado al entorno familiar y lo único que se esperaba de ellas es que fueran buenas madres y esposas; que se dedicaran a la casa y, por supuesto, que no trabajaran, ya que eran los maridos los que se encargaban de estos menesteres y de proveer el alimento al hogar. Cuando se incorporaron al trabajo, en muchas ocasiones eran eclipsadas por las labores de un hombre, ya fuera un marido o un compañero de trabajo. La negación de este reconocimiento es lo que se conoce como efecto Matilda.
Actualmente, el número de mujeres matriculadas en carreras científicas es bajo, solo el 28% en todo el mundo
Imaginemos por un segundo que la teoría de