AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS
No hay algoritmo ni probeta capaz de producir en cadena los temazos pop con los que se alimenta nuestra memoria sentimental. Nada parece tan bobo como cuatro chavales de Liverpool coreando al unísono Yeah, yeah, yeah. Y, sin embargo, nada es tan raro y azaroso como la creación de un hit que provoca la emoción colectiva.
A los 18 años, David Summers ya había compuesto: yCuando los Hombres G lanzan su primer vinilo en 1985, Summers tenía más de 80 canciones donde elegir y algunas se fueron repartiendo en los discos posteriores. Como si fuera fácil… El éxito del grupo fue instantáneo y en pocos meses ya había vendido más de 400.000 copias. Sin embargo, nadie los consideró parte de que con su clase social, en una década que veneraba la extravagancia.
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