uando Winston Churchill (1874-1965) se dirigió al embajador de Japón en Londres, para avisarle por carta de su declaración de guerra al Imperio del Sol Naciente, británico recibió por ello numerosas críticas, en las que se le acusaba de servilismo. Impasible, Churchill se justificó diciendo: “A fin de cuentas, no cuesta nada ser amable cuando uno tiene que matar a alguien”.
La guerra, sin perder las formas
Jul 20, 2022
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