PODEMOS ESTAR HABLANDO DE LA MARCA más pasional del mercado. Quizás ahora está en el momento más importante de su historia, reinventándose y adaptándose a los nuevos tiempos que llegan, pero hace más de 30 años, Alfa Romeo era un símbolo de identidad. Todos los jóvenes de los 80-90 querían tener uno, porque era un distintivo, un símbolo de lo que realmente “molaba” y una forma de decirle a tus amigos que tenías estilo. Estilo italiano, por supuesto. Alfa Romeo nació en 1910, y su paso por el siglo XX ha estado lleno de idas y venidas, hasta llegar al momento en el que estamos ahora. Desde el Grupo Stellantis lo tienen claro, y es que Alfa Romeo tiene que volver a posicionarse como la máxima expresión de la tecnología, la deportividad, la sofisticación, y actualmente, la eficiencia, dentro de un gran grupo recién nacido que está ubicando todos sus nichos de mercado poco a poco.
Y qué mejor manera de llegar a este punto y emprender un camino nuevo, que lanzando un modelo más atrevido, más inteligente, y a la vez, tan pasional como siempre. Y es que Alfa Romeo siempre ha sido eso, pasión. Para distinguirte de los demás, para ser único entre tus competidores, en la época de los SUV, te compras un Stelvio. No será el más vendido entre los de su segmento, pero si el más distintivo. Pero en esta era