Una élite
o se conoce con exactitud cómo y cuándo nació este ideal caballeresco. Para encontrar un antecedente hay que retroceder hasta los tiempos de la , término latino con el que se designaba al ejército formado por o soldados. La distinción clave llegó en el siglo XI, cuando estos se dividieron en o caballeros –soldados montados a caballo– y o infantería. Formar parte de los primeros exigía tener la capacidad económica necesaria para dotarse de armadura, lanzas, un buen caballo bien alimentado y paje, y la ociosidad suficiente para entrenar de modo habitual sin preocuparse por el sustento: algo que sólo podían costearse los nobles de nacimiento. Según el historiador francés medievalista Jean Flori, “la armadura se convierte, más que nunca, en un medio de filtro que permite a algunos penetrar en el círculo cada vez más elitista y restringido de la caballería, la cofradía de nobles caballeros de la élite social”.
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