a ilustración muestra a un bacteriófago T4 a punto de infectar a una. Este fago tiene un tamaño de unos 200 nanómetros (un nanómetro equivale a la millonésima parte de un milímetro) y su estructura hace pensar en un robot alienígena. Utiliza su cola para unirse a la pared celular bacteriana e inyecta en su víctima el ADN que porta en el interior de su cabeza, que es una cápside de proteínas. La bacteria anfitriona sintetiza los componentes del virus, que se ensamblan: así surge un enjambre de viriones que reventarán el microbio para salir y quedar a la espera de toparse con nuevas presas. También hay fagos sin cola y filamentosos. Algunos tienen ARN en lugar de ADN.
ANATOMÍA DE UN DEPREDADOR
Jun 27, 2022
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