No hay más preguntas, señoría
Muy probablemente, si hoy en día apareciera cualquiera de nuestros protagonistas fumándose un pitillo en la portada, acabaríamos toda la redacción en una cárcel turca. Pero, (luego haría unas cuantas más), aparece posando como si acabara de levantarse de dormir la mona, y esa es la gracia: que te crees a Johnny Depp así. Era abril de 1995, y él tenía 32 años y una carrera ya bastante prolífica y de calidad (, , , aunque nada que ver con lo que vendría después. Eso sí, ya había dado pistas a todo el mundo sobre su, ejem, particular personalidad. La entrevista corrió a cargo de David Blum, escritor neoyorquino, y como allí no se andan con tonterías, La historia se cuenta sola: acabo en el calabozo, pagó una bonita fianza y todos los destrozos... y hasta la siguiente juerga. Por aquel entonces mantenía una relación (nada tóxica, qué va) con la modelo Kate Moss y eran la pareja de moda: jóvenes, guapos, con mucha afición a la nieve, polémicos y extraordinariamente buenos en su trabajo. Ahora todos tenemos la imagen de su último juicio con Amber Heard y pensamos: “Se le ha ido la pinza”. Nada más lejos de la realidad. Johnny Depp siempre fue Johnny Depp, en lo bueno y en lo malo.
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