Levanta un brazo. Ahora, mueve una pierna. Suma 7+4. ¿Cuándo celebramos nuestra Independencia? ¿Ya comiste algo hoy? Todas estas acciones –moverte, pensar, recordar y digerir alimentos- requirieron un gas (oxígeno) y generaron otro de desecho (dióxido de carbono o CO2).
Durante tu vida respiras varias veces por minuto para que el oxígeno en el aire llegue a tus pulmones. Éstos, a través de sus alvéolos, lo mandan al torrente sanguíneo, que lo distribuye a todas las células de los tejidos y órganos de tu cuerpo para que lo usen de inmediato, pues es imposible almacenarlo.
Con el oxígeno las células descomponen la glucosa en CO2 (que exhalas) y agua, y producen trifosfato de adenosina (o adenosín trifosfato, ATP), un nucleótido que necesitan para obtener energía.
Abastecer de oxígeno y expulsar el CO2 requiere no sólo de tu sistema respiratorio; también contribuyen tus sistemas muscular, esquelético, circulatorio y nervioso.
Qué respiras
A ver: inhala. ¿Qué respiraste? Si respondes que oxígeno estás parcialmente en lo correcto.
El aire que respiramos está compuesto por:
• 78% de nitrógeno
• 21% de oxígeno (no átomos de oxígeno solitarios, sino moléculas formadas por dos átomos de oxígeno, es decir, O2).
• <1% de otros gases como argón, dióxido de carbono, helio, metano, hidrógeno,