PRIMERA LÍNEA
May 20, 2022
3 minutos
Llegué a Ucrania a principios de marzo. Los primeros días estuve en Leópolis documentando, sobre todo, el drama de los refugiados y el dolor terrible de las familias que se veían obligadas a separarse. Presenciamos cómo los hombres llevaban a sus mujeres y a sus hijos hasta la frontera y rompían a llorar cuando se alejaban de ellos. Después viajé a Zhitomir, una ciudad a unos 150 kilómetros de Kiev, que se enfrentaba a intensos ataques diarios y donde hubo decenas de muertos. Recuerdo la historia de una mujer
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