Clio

THEODOR MORELL EL MÉDICO DE HITLER

20 DE ABRIL DE 1945. BERLÍN ES UNA RUINA HUMEANTE QUE AGONIZA BAJO LA ARTILLERÍA DEL EJÉRCITO ROJO. El hombre que ve la luz del sol por última vez para arengar a unos niños de las Juventudes Hitlerianas poco tiene que ver ya con el todopoderoso Führer, cuyo delirante sueño de crear una raza superior desencadenaría el más sangriento conflicto bélico de la His toria.

A sus 56 años recién cumplidos es un hombre prematuramente envejecido, con grandes ojeras, demacrado y encorvado que camina arrastrando los pies y que apenas puede esconder el temblor que agita su mano y brazo izquierdos. Unos minutos después se internará de nuevo en el laberintíco búnker excavado bajo la Cancillería del Reich y diez días después acabará con su vida junto a Eva Braun disparándose un tiro en la cabeza tras ingerir una cápsula de cianuro proporcionada por su médico personal, Theodor Morell. Morell… El único hombre en el que confió hasta el final. Qué duda cabe de que sus sentimientos habrían sido muy diferentes de haber sabido que sus “milagrosos” remedios pudieron haber influido de forma decisiva en su deterioro físico y mental y en su toma de decisiones, hasta el punto de alterar el curso de la Segunda Guerra Mundial.

PERSONALIDAD PATOLÓGICA

Además de un psicópata paranoide, Hitler fue un gran hipocondríaco. De hecho, la ceguera que sufrió durante la Primera Guerra Mundial después de ser alcanzado por un ataque británico con gas mostaza fue catalogada por los oftalmólogos que le atendieron de histérica, es decir, meramente psicológica, después de que no le encontraran lesiones oculares que la justificasen. El cabo Hitler recuperó su visión cuando Edmund Foster, del ala psiquiátrica del hospital de Pasewalk donde fue trasladado, le sometió a un proceso de autosugestión, confirmando de este modo el diagnóstico.

LOS "MILAGROSOS" REMEDIOS DE MORELL PUDIERON HABER INFLUIDO DE FORMA DECISIVA EN EL DETERIORO FÍSICO Y MENTAL DEL HITLER, HASTA EL PUNTO DE ALTERAR EL CURSO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

Como muchos de los que poseen este tipo de personalidad, Hitler había padecido desde muy joven trastornos digestivos en forma de calambres estomacales y digestiones difíciles, que se manifestaban como espantosas e inoportunas flatulencias, agravadas por su régimen vegetariano. Se ha especulado mucho con los motivos por los que decidió comenzar este tipo de, de quien confesó que había sido el gran amor de su vida. Parece ser que cuando al día siguiente le pusieron delante un plato de jamón lo apartó de un manotazo gritando: “¡Es como comerse un cadáver!”; y que desde entonces, nunca más comió carne. La propaganda nazi lo achacó a un desmedido amor por los animales pero para otros, sin embargo, lo hizo en un desesperado intento de evitar sus flatulencias sin darse cuenta de que este tipo de dieta no iba a hacer sino empeorar sus síntomas.

Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.

Más de Clio

Clio3 min. leídos
Iniciado En Una Escuela De Misterios
DISCÍPULO DE SÓCRATES, AL QUE CONOCIÓ CUANDO TENÍA VEINTE AÑOS, PLATÓN (PSEUDÓNIMO QUE SIGNIFICA “ESPALDA ANCHA”, YA QUE SU VERDADERO NOMBRE ERA ARISTOCLES), NACE EN EL SENO DE UNA FAMILIA ARISTOCRÁTICA, NO SE SABE BIEN SI EN LA MISMA CIUDAD DE ATENA
Clio1 min. leídos
Clio
DIRECTORA: María Lorente COLABORADORES Daniela Jiménez, Paco Álvarez ASESORES EN ESTE NÚMERO Antonio Luis Moyano, Pedro Gargantilla, Paco Álvarez, Montserrat Rico Góngora ■
Clio1 min. leídos
El Autor
PACO ÁLVAREZ, PUBLICISTA DESDE SIEMPRE, ES INVESTIGADOR, GEÓGRAFO E HISTORIADOR, ADEMÁS DE PEQUEÑO EMPRESARIO, PRESENTADOR Y TERTULIANO, POETA, COMISARIO DE EXPOSICIONES Y PADRE DE FAMILIA. HA TRABAJADO EN QUINCE PAÍSES DE DOS CONTINENTES COMO RESPON

Relacionados