TARDE. ¿MEJOR QUE NUNCA?
POBRES ALEMANES. Cuando tenían el dominio absoluto, en todo el mundo, de los coches de combustión, llegan unos advenedizos de Silicon Valley y lo ponen todo patas arriba. Hace solo unos años disfrutaban de su gloria, impulsada por gasolina y diésel. Su petulancia era evidente, y su hegemonía, completa. La floreciente Volkswagen era el mayor fabricante de coches del mundo, por delante de Toyota y las demás marcas. Audi, BMW y Mercedes dominaban el segmento de los coches de lujo. Y entonces llegaron los vehículos eléctricos y el ascenso de Tesla. De pronto, la industria automovilística alemana empezó a temblar.
Mercedes, autoproclamada inventora del motor de gasolina, acaba de lanzar su primer coche eléctrico íntegramente creado por la marca. Casi una década más tarde que el Model S de Elon Musk. BMW brilló fugazmente con su ingenioso i3 y su maravilloso i8, el deportivo más avanzado de la pasada década. Después se sumió en un profundo letargo, y han pasado nueve años hasta que ha lanzado su siguiente coche 100% eléctrico, el iX.
Mientras tanto, los también autoproclamados Vorsprungers (vanguardistas) de Audi dormían. Tardaron mucho en dedicarse a los vehículos
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