A PESAR DE QUE LA LUCHA CONTRA el calentamiento global lleva años librándose desde distintos lugares del planeta, aún parece lejana una estrategia común y efectiva para lograr este objetivos. Tampoco hay consenso entre países a la hora de establecer acciones concretas ni al decidir con qué armas vencer a la contaminación. Pero si algo se está imponiendo desde las administraciones internacionales (por ejemplo, la Unión Europea) hasta las locales (en los países miembros como España) de una manera evidente, tangible y acelerada es el cerco al vehículo de combustión, como culpable oficial de todas las amenazas medioambientales. Sin embargo, ¿es acertado ponerlo en el punto de mira? ¿No se estará errando el tiro si las prohibiciones no se acompañan de alternativas realistas? ¿Es coherente eliminarlo con una electrificación no del todo accesible ni sostenible como única opción?
En estas dos páginas encontrarás un breve repaso histórico del y de su actual persecución; o de cómo ha pasado de ser tradicionalmente adorado y fomentado como objeto de culto y garantía de libertad y progreso -el sector de la automoción sigue respresentando el 11% del PIB español-… a ser demonizado por sus emisiones directas, estar en busca y captura y abrirse la veda contra él a golpe de cálculos electorales cortoplacistas. ¿Está verdaderamente en peligro de extinción?