La no entrevista
En ocasiones, menos es más. Y cuando tienes frente a la cámara un rostro tan atractivo y peculiar como el de Barbra Streisand, ¿qué más necesitas? Si acaso, un USA en octubre de 1982. Desnuda (al menos en su parte superior), sin joyas o pendientes, con un maquillaje sutil aún más discreto gracias al blanco y negro de la imagen y una mirada con . Pero, aun siendo la portada una maravilla estética, lo mejor de todo es el interior, porque se trata de una charla entre el escritor judío y rabino Chaim Potok y Streisand. Aunque no fue sencillo. Cuando Potok le dijo que quería hablar con ella, le despachó: “No doy entrevistas”. De hecho, Streisand había sido muchas veces portada de otras revistas, pero sin conceder una entrevista. Y en las pocas ocasiones en que se plantaba frente a una grabadora, en general se mostraba huraña. Pero por aquel entonces, la actriz llevaba unos cuantos años inmersa en su primer proyecto tras las cámaras, , basada en la famosa obra de teatro de Isaac Bashevis Singer, en el que una niña judía se hace pasar por un varón para poder estudiar en una escuela solo para hombres (y acaba enamorándose de uno de ellos, claro). fue la primera gran película en ser dirigida, producida, escrita y protagonizada por una mujer, un ambicioso proyecto. Acordaron verse en Londres, donde ella estaba de rodaje. “Quiero que me ayudes”, le dijo al rabino. Espiritualidad, temores, ilusiones... Un encuentro único que solo podía tener lugar en .
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