Donde habita el INGENIO
Francesco Risso, director creativo de Marni, conocía milanés del siglo XVIII en el que actualmente vive desde mucho antes de convertirlo en su hogar. Había pasado varias veces por delante en coche, y no había podido evitar fijarse en él, pues le recordaba a las casas de su ciudad natal, Génova. De aspecto ligeramente desbaratado, con la fachada un tanto desordenada y llena de irregularidades, pero en el justo equilibrio entre ‘en buen estado’ y ‘un poco descuidado’, se enamoró de él al instante. «No está perfectamente restaurado, el y la artesanía tibetana. Sin embargo, su diseño, dice, está lejos de estar cerrado: «Mi casa está en constante evolución. Hay habitaciones que hemos pintado siete veces». Con ese plural incluye a su amiga Ludovica Saviane, diseñadora de interiores: «Con Ludovica pinté a mano casi todas las paredes. Sin seguir un modelo o patrón, solo guiados por lo que sentíamos», apunta. Porque para un librepensador como Risso, el instinto es la única directriz a la que se siente de algún modo obligado.
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