Entusiasmados por conocer el proyecto que está transformando la zona arqueológica de Al-Ula en un centro turístico, nos sumergimos en el paisaje desértico de Arabia Saudita para descubrir un mundo hasta ahora resguardado entre arena y montañas de arenisca roja. El pasado de las civilizaciones dadanita y nabateana se adapta a la modernidad entre maravillas culinarias, arquitectónicas y una oferta cultural incomparable.
Como parte del acuerdo franco-saudí para promover la memoria arqueológica de Arabia Saudí y mantener la economía en la era pospetróleo, se abren las puertas de este reino de la península arábiga al turismo global. Hace miles de años, esta región cuyo tamaño podría compararse al de Bélgica, formó parte de la ruta comercial del preciado incienso, un recurso que llegó a ser más valioso que el oro y cuyo comercio inspiró mitos e historias que se extendieron hasta el Mediterráneo. Ahora, los primeros visitantes de este destino en tiempos modernos se maravillan con una herencia cultural extraordinaria y paisajes naturales dignos de leyendas.
UN PAISAJE PERFECTAMENTE ESCULPIDO
La ruta del incienso constituía un viaje