Superman
«Usted creerá que un hombre puede volar”, decía la frase promocional de la película. Y era cierto. Pero no solo logró eso. También creímos que las balas le rebotaban, que los misiles ni le inmutaban y, en definitiva, que podía ser inmortal. Sin embargo, en mayo de 1995 descubrimos que era tan frágil como nosotros. Y de la forma más cruel. Desde el rodaje de una adaptación televisiva (1985), para el cual tuvo que tomar clases de equitación, se había aficionado a los caballos, a pesar de que el contacto con su pelo le producía alergia. Había adquirido un pura sangre de doce años, llamado Buck, con el que incluso pensaba ya en participar en eventos. Aquel día, Buck se negó a saltar una valla, motivo por el cual el jinete aterrizó de cabeza sobre el suelo, rompiéndose dos vértebras. Su columna vertebral quedó dañada y, desde aquel día, su cuerpo quedó paralizado de cuello para abajo. La llegada de un equipo médico en menos de tres minutos le salvó la vida: debido a la lesión, no le entraba el aire en los pulmones.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos