VIAJES CON PROPÓSITO
Como muchos peregrinos que recorren el Camino de Santiago, Sherly Cho no tenía una motivación religiosa. En 2018 se tomó una pausa de cinco semanas de su escuela de cocina coreano-suiza en Zúrich, lista para un desafío. Ella nunca anticipó que la peregrinación de 804 kilómetros desde San Juan Pie de Puerto, en los Pirineos franceses, hasta Santiago de Compostela, en España, inspiraría grandes cambios en su vida.
Antes de que la COVID-19 frenara los viajes internacionales, el Camino de Santiago fue testigo de un número récord de peregrinos. Según la Oficina de Acogida al Peregrino de la Catedral de Santiago de Compostela, 347 578 senderistas recibieron su certificado Compostela en 2019, un incremento interanual de 6 %. Sus registros también mostraron que un número creciente eran peregrinos solitarios, como Sherly, y que solo 40 % afirmó que la religión era su única motivación.
“Los pueblos de Galicia son especiales, pero no los mirarías dos veces a menos que llegues a pie”, acepta Sherly. Ella quedó impresionada por el entorno natural a pesar de soportar un recorrido que involucró ampollas, chinches y cuatro días de lluvia constante. “Nunca olvidaré el olor de los eucaliptos y las mesetas remotas y desérticas donde no hay
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