¿POR QUÉ LA CRISIS?*
El ruido de botas a las puertas de Europa mantiene en alerta a las cancillerías occidentales. En un intento de obtener garantías para la protección de su integridad territorial, Rusia ha presentado a los estadunidenses dos proyectos de tratado destinados a reformar la arquitectura de seguridad en Europa, al tiempo que ha concentrado tropas en la frontera ucraniana.
Moscú exige que la OTAN se comprometa oficialmente a paralizar su expansión hacia el Este, así como a retirar las tropas occidentales de los países de Europa oriental y a repatriar a Estados Unidos las armas nucleares estadunidenses desplegadas en Europa.
Dado que no pueden satisfacerse tal y como están planteadas, estas exigencias en forma de ultimátum abren la puerta a la amenaza de una intervención militar rusa en Ucrania. Existen dos interpretaciones opuestas: para algunos, Moscú está subiendo la apuesta para obtener concesiones por parte de Washington y los europeos. Otros, por el contrario, consideran que el Kremlin quiere poder usar la falta de respuesta a sus demandas como pretexto para actuar en Ucrania. En ambas hipótesis se plantea la cuestión del momento elegido por Moscú para entablar esta lucha de poder. ¿Por qué jugar a este juego tan arriesgado, y por qué ahora?
Desde 2014 las autoridades rusas han incrementado considerablemente la capacidad de su economía para hacer frente a un fuerte impacto, especialmente en el sector bancario
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