SOLVENTANDO CLIM LA CRISIS ÁTICA DEL SECTOR CRIPTO
Bill Spence creció en una zona rural de Pensilvania a principios de los 70, jugando sobre colinas de residuos de carbón, sin saber que debajo había metales pesados tóxicos. Después de trabajar como ingeniero de petróleo, volvió a su hogar en los 90 y los montículos seguían marcando el paisaje. La preocupación es que, como los pozos no tienen protección, se estén filtrando sustancias cancerígenas mortales al agua subterránea o que se prendan fuego y empiecen a contaminar el aire también.
Entonces Spence se propuso eliminar estos desechos, restaurar los terrenos y hacer dinero en el proceso. En 2017 adquirió la mayor parte de la central eléctrica Scrubgrass en Pittsburgh, diseñada para quemar desechos de carbón. Sin embargo, este material no es muy buen combustible y la planta apenas era viable. Más tarde le diagnosticaron cáncer de riñón e insuficiencia pancreática (sospecha que podría estar relacionado con su exposición a los residuos del carbón) y se apartó del negocio. Pero al poco tiempo se aburrió, empezó a incursionar en las criptomonedas y tuvo un momento eureka: podía hacer funcionar el negocio de Scrubgrass y transformar el desecho de carbón en bitcoins.
Ahora se dedica a convertir los desperdicios de la industria pesada del siglo XX en el oro digital del siglo XXI. El 80% de los 85.000 kv generados en Scrubgrass se utiliza
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