EL FUTURO ERA ESTO
A quien necesite certezas para creer en algo que no puede tocar, resulta difícil ver y de lo que todo el mundo habla -y muy pocos entienden-, tal vez le sirva como prueba fehaciente que la Real Academia Española, una de las instituciones más conservadoras, haya admitido en la última edición de su diccionario los vocablos bitcóin y criptomoneda. Porque, si hay una palabra para designar una realidad, ya no cabe negar su existencia. De lógica pura... y aplastante.
Vale, y ahora que le damos carta de naturaleza, ¿de qué estamos hablando? Empecemos por el principio. Caminamos hacia un entorno líquido y etéreo, confuso para el común de los mortales, que, sin embargo, tiene que ponerse al día con un término que será omnipresente en los próximos años y que representa la gran revolución digital después de internet: blockchain. Traducido del inglés significa, literalmente, cadena de bloques, lo que nos deja más o menos igual, pero lo importante aquí es saber que esta tecnología va a transformar el mundo tal y como lo conocemos hoy, aunque el concepto nos parezca todavía un tanto confuso.
Samer Hassan, doctor en Ingeniería Informática y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, lo explica para «Podríamos decir que se trata de una gigantesca nube que, fundamentalmente, permite dos operaciones: el almacenaje de datos y la
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